En una sociedad en la que nos pasamos el día corriendo de un lado para otro, sin un minuto para descansar o disfrutar, una de las frases que más podemos escuchar es: "El tiempo es oro". Pero, realmente, nada más lejos de la realidad. Aunque el oro en estos tiempos de crisis parece un recurso seguro (prueba de ello la cantidad de negocios que están apareciendo dedicados a comprarlo), no deja de ser algo que, con más o menos esfuerzo, se puede adquirir. El tiempo, por el contrario, no sólo es un recurso limitado, sino que incluso es único e imposible de incrementar de ninguna forma. No se puede comprar, ganar, estirar... Tenemos el tiempo que tenemos, ni un minuto más. Por este motivo, es un recurso mucho más precioso que el oro.
TRABAJAR PARA TENER MÁS TIEMPO
En
la película, las personas se mataban trabajando (incluso en el sentido literal)
para ganar tiempo. De modo que un día trabajando les proporcionaba la
posibilidad de vivir más (no sé exactamente cuánto más). Pero en cualquier caso
parece paradójico pasar el tiempo trabajando para tener más tiempo. Es decir,
¿vale la pena ganar más tiempo si el que se tiene se dedica a
"sufrir"?
Obviamente
en nuestro caso no es tan literal, pero en sentido figurado sí existe bastante
similitud. ¿Cuánto disfrutamos del tiempo y cuánto dedicamos a hacer cosas que
no nos apetecen nada pero que consideramos necesarias para, supuestamente,
vivir mejor? Y el tema no es pasar tiempo haciendo cosas con las que no
disfrutamos (que, indudablemente, tendremos que hacer) es determinar cuánto
tiempo pasamos haciendo cosas que realmente nos hacen felices.
¿SE
PUEDE MEDIR
Otra
gran paradoja del tiempo es que, pese a que se puede medir con algo tan
objetivo como los minutos, es de las cosas más subjetivas. ¿A quién no se le ha
hecho una hora eterna o un día brevísimo? El tiempo no pasa siempre igual para
nosotros. Si estamos disfrutando, vuela. Si estamos sufriendo se estanca.
Así
que:
"Al
final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años"
(Abraham Lincoln)
VIVIR
COMO SI EL TIEMPO FUERA INFINITO
Y
curiosamente, a pesar de que el tiempo vale más que el oro y sabemos que bajo
ninguna circunstancia podremos recuperar o incrementarlo, tenemos una gran
tendencia a vivir como si tuviéramos a nuestra disposición tiempo ilimitado.
Desde
el punto de vista racional sabemos que nuestro tiempo está limitado: el día
tiene 24 horas y ni un minuto más y nosotros viviremos X, siendo X más o menos,
pero tampoco ampliable.
Continuamente
se nos escapa el tiempo como agua entre las manos. Daríamos lo que fuera por
tener más a nuestra disposición, pero, cuando por fin conseguimos algún tiempo
para disfrutarlo, muchas veces lo perdemos. Paradójico, ¿no? No tenemos tiempo
ni para respirar, pero luego, lo desperdiciamos con cosas como ver programas de
televisión que no nos aportan nada, ni siquiera un rato agradable.
Es
más, es habitual escuchar a personas decir que "están matando el
tiempo". A cualquiera le parecería un sacrilegio matar algo que es lo más
valioso que tiene.
Por
otro lado, sabemos que nuestro tiempo y nuestra vida son limitados, pero no nos
preocupa ir dejando esas cosas que nos importan de verdad o que pensamos que
nos harían más felices, para más adelante, para otro momento más adecuado.
Luego, cuando es demasiado tarde, llegan los arrepentimientos.
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