El ‘trader’ ofrecía una rentabilidad del 5% cada trimestre sobre el capital invertido; en julio dejó de pagar.
Un joven TRADER que daba clases de inversión en el BCN Trading Academy huye sin dejar rastro con el dinero que le confiaron sus alumnos.
Era joven, encantador y vivía a todo tren. Conducía un Maserati y un Ferrari, vivía en un piso de lujo y había encontrado la fórmula mágica para ganar dinero. Así describen quienes lo conocían a Raúl B., un agente de bolsa –un trader – especializado en invertir en productos de alto riesgo a muy corto plazo que le reportaban cuantiosos beneficios.
Medio centenar de inversores intentan dar con él después de que se esfumara con 2,15 millones de euros que le habían confiado. “De pronto dejó de contestar a los mensajes y descubrimos que se había fugado”, comenta uno de los afectados. En agosto, el propietario del piso donde vivía derribó la puerta del apartamento ante el inquietante silencio que había mostrado su inquilino en el último mes y confirmó sus sospechas: el piso estaba vacío. Se lo había llevado todo.
Raúl B. se había fugado dejando en la estacada a 56 de inversores que le prestaron dos millones de euros. El valor del fraude, sin embargo, entre capital e intereses podría ser mayor y algunos inversores calculan que podría alcanzar entre los ocho y los diez millones de euros. Ahora, representados por el abogado José María Fuster-Fabra, han interpuesto una denuncia conjunta en el juzgado de instrucción 3 de Barcelona en la que solicitan su detención y el embargo de todas sus cuentas.
El denunciado exhibía coches de alta gama, ropa, viajes y relojes para generar confianza entre sus inversores
Lo que más sorprende a los afectados es que aquella persona que se mostraba tan cercana, tan amable y tan preocupada por la vida de sus clientes los haya engañado. “Vino a mi casa cuando nació mi hijo, me preguntaba de vez en cuando como estaban mi mujer y los niños. Era un tipo muy majo y muy cercano y ahora, cuando descubres que se ha fugado con el dinero, te sientes profundamente indignado”, lamenta.
De origen mexicano, el denunciado alardeaba de haber cursado estudios en Canadá y de haber trabajado en una financiera en Londres que los afectados luego descubrieron que era mentira. Lo que sí era verdad era todo lo que enseñaba, una exhibición de supuesta riqueza que servía de gancho para pescar a más clientes. “Su modo de proceder para captar la voluntad de los inversores era una apariencia de ostentación con gran cantidad de vehículos de alta gama, ropa, viajes, relojes, para generar confianza en los posibles inversores”, resalta la denuncia.
Raúl B. se anunciaba en internet como un agente fiable que había encontrado la clave del éxito y estaba dispuesto a compartirla en los cursos que impartía en Barcelona. Desembarcó en la capital catalana y se instaló en un centro de coworking situado en la avenida Diagonal que bautizó BCN Trading Academy. Durante dos años se congregaron centenares de alumnos e inversores, la mayoría trabajadores que querían complementar su sueldo para pagar los estudios de sus hijos, hacer un viaje o ampliar la entrada de un piso.
lavanguardia.com
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